La Luz

Cada actor tiene sus mecanismos y procesos a la hora de afrontar los personajes.

El mío, sin duda, es lento.

Sí, me cuesta entrar en ese ser desconocido, que no sé ni cómo anda, cómo se relaciona, ni cómo habla… Me siento muchas veces encorsetado por el texto y las marcaciones que me dan los directores con la intención de ayudarme aunque, en ocasiones, por mi culpa, no lo consigan.

Pero llega un día en el que, no sé bien por qué, los nubarrones se tornan claros y veo salir la luz de mi personaje. Poco a poco las acciones, intenciones, incluso el texto, van ganando en fluidez y matices.

Y es entonces cuando comienzo a disfrutar más y a sufrir menos.